7 cosas que no te puedes perder en tu viaje a Madagascar. Descubre todo lo que necesitas para viajar al pais.
Madagascar es un continente en miniatura. Su tamaño es similar al de la Península Ibérica, sin embargo, al haberse separado del resto de África hace más de cien millones de años ha desarrollado una fauna y flora endémica que lo hacen único. Existen varias razones de peso por las que deberías plantearte incluir Madagascar entre tus próximos destinos de viaje.
Aquí te dejamos con algunas de las principales cosas que puedes ver y hacer en Madagascar para que puedas sacarle el máximo provecho al viaje.
1. Disfrutar de la hospitalidad malgache.
Tras muchos países recorridos te das cuenta de que es el contacto con las comunidades locales, poco o mucho, verdadero o superfluo, lo que permite terminar el viaje con un buen sabor de boca. Considerar que el viaje ha valido la pena de verdad, que ha sido una aventura redonda. Paisajes preciosos pueden recordarse borrosos si la actitud de sus gentes para con el visitante no les acompañan.
En Madagascar eso no ocurrirá. Es cierto que como buen occidental serás objeto de los más duros regateos en casi cualquier compra y de algún rodeo en taxi, pero la tónica general del país es otra. El malgache está generalmente de buen humor, sonríe continuamente y gusta de ayudar al viajero aunque sea por señas. Se puede afirmar que el malgache hospitalario por naturaleza y se muestra abierto y educado siempre que se le pague con la misma moneda, por lo tanto disfrutar de su gente es sin duda una de las principales cosas que puedes hacer en Madagascar.
2.Buscar y encontrar lémures.
El lémur es un pequeño primate que se ha convertido en el símbolo de la fauna de Madagascar.
Las especies más grandes, del tamaño de un gorila, se extinguieron a partir de la llegada de los humanos a la isla hace unos dos mil años y otras no han sido descubiertas hasta hace unos treinta. Por suerte, todavía se contabilizan unas cien especies y al tener un carácter escurridizo por naturaleza su observación se ha convertido en una experiencia muy enriquecedora.
3. Visitar los Parques Nacionales de Madagascar
Madagascar, Patrimonio de la Humanidad
Para facilitar su conservación y la de otras especies, en 2007 la UNESCO declaró seis parques nacionales de la nación como lugares Patrimonio de la Humanidad bajo en nombre de Bosques lluviosos de Atsinanana. Todos ellos se superponen a lo largo de una línea vertical imaginaria paralela a la costa Este, situada unos 50-100 km tierra adentro.
El Parque Nacional de Ranomafana
En el Parque Nacional de Ranomafana podrás contemplar con relativa facilidad algunas especies más tímidas en otros parques. Gracias al espesor de la selva, pues es la zona más húmeda de Madagascar con precipitaciones prácticamente a diario, cuentan con más de diez tipos de lémures. Destacan el de frente roja, el Rufo blanco y negro, el Gray bamboo de color gris o el espectacular Sifaca de Milne-Edwards, una de las especies más grandes.
Como visitar el Parque Nacional de Ranomafana
La tarifa de entrada al parque es económica, un ticket de tres días cuesta 40.000 ariarys (10 €) a los que hay que añadir la tarifa diaria del Guía Oficial de 90.000 Ar. (22 €) que es obligatorio para visitar el parque, además de totalmente imprescindible si no te quieres perder en el interior donde escasean las señales y los puntos de orientación. De hecho en todos los parques del país es obligatorio contratar un guía. Esto ayuda a las comunidades locales, premia a aquellos que se han preparado para ejercer una profesión sostenible, ayuda en la vigilancia y conservación de los espacios e impide tener que rescatar a imprudentes turistas de la selva cada dos por tres. Es por lo tanto aconsejable compartir el coste del guía.
Si viajas solo trata de unirte a alguien más a la entrada del parque. Tendrás que madrugar, pues las caminatas suelen comenzar a las siete de la mañana. Es la mejor hora para encontrar más lémures por el camino.
Itinerarios que puedes realizar
Dentro suelen realizarse dos rutas diferentes, la más corta es un sendero de unas cuatro horas conocido como circuito Vatoharanana. Permite ver lémures, pero al ser el más sencillo suelen estar rodeados de turistas. Pasa también por un mirador pero asegúrate de que en ese momento el tiempo esté despejado porque la niebla es un compañero habitual en el bosque húmedo.
Si tu estado de forma es bueno, recomendamos el circuito Valohoaca, que se adentra en la selva e incluye una noche en tienda de campaña junto al río Vato. Tendrás que regatear el precio por la tienda y el del porteador-cocinero que acompañe al guía. La vegetación en cuanto a tamaño de los árboles y exuberancia es impresionante y aunque verás menos lémures y especies animales en general que en la entrada del parque, compensa la sensación de soledad y la multitud de ruidos que salen del interior del bosque primario.
El Parque Nacional Isalo
Situado mucho más al sur, es un complemento ideal a Ranomafana, puesto que además de albergar otras especies de lémures como el marrón o el de cola anillada presenta un paisaje más espectacular. Aquí los profundos cañones se alternan con áreas de prados, oasis de palmeras y curiosas formaciones de arenisca modeladas por la erosión durante millones de años. Si a todo esto le unimos la oportunidad de darnos un refrescante baño en una de sus deliciosas pozas junto a una espectacular cascada tenemos un lugar ideal para practicar senderismo durante al menos un par de días.
Cómo visitar el parque Nacional de Isalo
Las entradas para acceder se compran en la oficina de turismo de la cercana localidad de Ranohira. El precio es de 67.000 Ar. (16 €) entre la entrada y una tasa que se sacan de la manga. Los guías (recordamos que obligatorios) se encuentran frente a esta oficina. Tendréis que regatear el precio y procurar compartirlo con más viajeros pero empezarán pidiendo unos 130.000 Ar. (32 €) por una ruta lineal de 5-6 horas a las que hay que añadir el coche que te deja al inicio y te recoge al final del recorrido, otros 50.000 Ar. (12 €) La ruta es sencilla, con una ligera subida al inicio y pasa por varios miradores con vistas al cañón y al valle. Lo mejor es que te dejan tiempo para disfrutar de las piscinas naturales, por lo que no debes olvidar el traje de baño.
Para alojarse cerca de la entrada del parque recomendamos el económico Ecolodge d´Isalo o el moderado Hotel H1 Isalo.
Los Tsingy de Bemaraha
Quizá sean, junto con la avenida de los baobabs, el espacio más fotografiado de Madagascar.
Constituyen un parque nacional declarado Patrimonio de la Humanidad hace 30 años por su espectacular orografía compuesta por miles de agujas calcáreas. Aquí la erosión producida por el agua ha creado una red de fisuras entre las partes más resistentes pudiendo ser recorridos como se recorren los pasadizos de un laberinto.
Además de los tsingy, el espacio protegido cuenta con la sorprendente garganta del río Marambolo, bosques vírgenes, lagos y manglares con especies raras de lémures y aves en peligro de extinción.
Como llegar a los Tsingy de Bermaraha
Cómo llegar hasta los Tsingy puede llegar a ser una auténtica odisea, ya que se encuentran en la parte más remota de Madagascar. No existe ninguna carretera asfaltada que la conecte con las vías principales, sino pistas de tierra que además se inundan en la época de lluvias (de noviembre a abril). Incluso pueden estar cortadas si en la época en teoría seca ha llovido más de la cuenta, por lo que conviene informarse bien del estado de las mismas antes de iniciar la ruta. Por tierra se puede llegar desde el norte por Antsalova o desde el sur por Belo Sur – Morondava. Estos son los puntos donde acaba el asfalto y será necesario contratar transporte en 4x4.
Basicamente la única manera de hacerlo es contratar un tour de varios días hasta el parque como este, puedes negociarlo una vez en el destino o llevarlo reservado de antemano, algo altamente recomendable aunque no imprescindible por lo general.
Te dejará asombrado las balsas que han construido para vadear los ríos (como el Manía desde el sur), ya que constan de unos enormes tablones apoyados sobre dos canoas donde increíblemente llegan a colocar varios vehículos y gran cantidad de personas y animales.
Para llegar a Belo Sur también puedes hacerlo descendiendo las aguas del río Tsiribihini. El trayecto supone tres días en canoa pero permite disfrutar de la soledad del interior de la isla, acampara a la orilla del río en mitad de la nada y bañarte en cascadas de ensueño.
Itinerarios en los Tsingy
Una vez en los Tsingy hay dos recorridos: el Gran Tsingy y el Petit Tsingy.
Ambos pueden realizarse en el mismo día pero conviene madrugar, primero para estar solos y poder sacar mejores fotografías y segundo para evitar el enorme calor que tendrás que sufrir sí o sí.
El Gran Tsingy no es accesible para todo el mundo, deben abstenerse quienes sufran de vértigo y no estén en una forma física aceptable. Se recorre a través de unas sencillas vías ferrata (el arnés te lo proporciona tu guía) y puentes colgantes que unen los diferentes picos. El paisaje desde arriba es maravilloso, único. También recorrerás la parte inferior por entre las paredes de piedra caliza, agradeciendo sin duda los momentos de sombra.
El Petit Tsingy no presenta complicaciones. Se trata de una “copia en miniatura” del anterior accesible para todo tipo de público. Al salir del parque puedes acceder a las piscinas de los alojamientos que lo rodean sin necesidad de ser cliente, basta con pagar una cantidad módica para disfrutar de sus instalaciones por unas horas.
4.Conocer la Avenida de los Baobabs.
Aunque todavía no es un espacio protegido, en los últimos tiempos ha ganado mucho en popularidad gracias a ser un paisaje muy fotogénico, especialmente con las primeras o las últimas luces del día. Se encuentra a sólo 20 km de Morondava en la pista que la une con Belo Sur.
El Baobab es un árbol sagrado para los malgaches, cuya leyenda dice que los dioses le dieron la vuelta para castigarlo al pretender alcanzar el cielo con su altivo porte. Es cierto que cuando pierde las hojas sus ramas parecen raíces en busca del agua. Existen seis especies endémicas de Madagascar, la más grande, con árboles de hasta 40 m. de altura es la que se puede ver en esta parte de la isla.
La avenida es muy visitada porque cuenta con dos docenas de enormes ejemplares a lo largo de 300 metros de camino y a orillas de un pequeño lago que lo hace todo más bonito si cabe. Las mejores instantáneas son las que se toman al atardecer, cuando los colores juegan con los troncos de los árboles y proyectan enormes sombras sobre el campo que los rodea.
Os recomendamos también madrugar y tomar las fotos al amanecer y buscar otros ejemplares aislados, como los baobabs enamorados que están unos 7 km más al norte. El hotel más cercano a la Avenida, situado junto al aeropuerto y con una pequeña piscina es el Select.
5.El tren de la selva de Madagascar
Constituye una de las pocas líneas ferreas de viajeros con las que cuenta el país y une dos veces por semana desde los años 30, las ciudades de Fianarantsoa (en el interior) y Manakara (en la costa este).
Para ello atraviesa una densa selva y cruza atrevidos puentes, un paisaje que no te dejará indiferente.
El tren sale los martes y sábados a las siete de la mañana y el billete, inferior a los 10 € en primera clase, puede comprarse el mismo día, aunque es recomendable acudir a la estación al menos una hora antes de la salida. Así podrás coger sitio en las ventanas de la izquierda, con mejores vistas.
El trayecto dura entre doce y dieciocho horas ya que para en cada aldea por pequeña que sea y durante un largo rato. Eso permite que vendedores con todo tipo de bebidas, comida u objetos suban a vender a los vagones. También puedes bajar a estirar las piernas e interactuar con la población local, sobre todo con los numerosos niños que acuden a las vías. No descartéis tampoco alguna reparación de la locomotora durante el trayecto, ya que no parece que la maquinaria haya sido renovada en las últimas décadas.
Conviene haber reservado alojamiento en Manakara antes de llegar entrada la noche puesto que la ciudad no tiene mucho donde elegir. El H1 Manakara está cerca de la estación y ofrece las comodidades necesarias tras un largo viaje a un precio aceptable.
6. Disfrutar de las playas paradisiacas.
Madagascar cuenta con casi 5000 kilómetros de costas, por lo que es fácil imaginar la cantidad de playas vírgenes con las que puede llegar a contar.
El archipiélago de Nosy Be
Se sitúa a tiro de piedra de la costa norte pudiendo llegar en barco desde Ankify en unos minutos. La isla principal, del mismo nombre cuenta con mucho turismo italiano al tener el aeropuerto de Fascene vuelos internacionales directos con Milán durante el verano europeo. Sin embargo el norte de la isla es mucho más tranquilo, por no hablar de las pequeñas islas que la rodean.
Nosy Komba es conocida como la isla de los lémures, Nosy Sakatia por sus orquídeas y las minúsculas Nosy Tanikely y Nosy Fanihy por no contar ni siquiera con alojamiento ni construcción alguna. Para llegar tendrás que regatear una plaza en uno de los pequeños botes que parten cada día de la isla principal.
La opción más económica, familiar y con todas la comodidades que conocemos es Chez Eugenie en el norte.Si optas por el sur de la isla el Tamana Hostel es la opción más económica y el Hibiscus con jardines, barbacoa, desayunos de ensueño y unos dueños con ganas de agradar.
El archipiélago de las Radama
Algo más al sur y también cercano a la costa, está compuesto por cuatro islas donde destaca Nosy Iranja, la isla de las tortugas. Por la mañana una larga lengua de arena permite pasear de un islote al otro. Por la tarde la marea vuelve a cubrir la arena y a separarlos.
La Isla de Sainte Marie.
Otro de los iconos de Madagascar puesto aquí se han realizado la mayoría de las fotografías que promocionan las playas del país. Tiene forma alargada, con 6 km de ancho y más de 40 de largo. Emerge muy cerca de la costa noreste, tanto que se puede llegar en barco aunque dispone de un aeropuerto en su extremo sur. Las mejores playas están al sur del aeropuerto en la isla de Nattes, para llegar aquí deberás pagar un paseo en bote o cruzar a nado el estrecho canal que la separa de la isla principal.
Como curiosidad, en la capital Ambodifotatra, cuentan con la iglesia más antigua de la nación y con un curioso cementerio de piratas a las afueras. Cuidado, los psudo-guías locales querrán cobrarte por contarte historias de corsarios probablemente salidas de su imaginación el triple de lo que vale la entrada en la oficina de turismo.
Para dormir te recomendamos el Baboo Village sí o sí. Está compuesto por unos bungalows a orillas de una playa idílica en la isla de Nattes. El precio es ridículo para la calidad precio que ofrecen. Si está lleno, Les Lemuriens es una opción idéntica pero un poco más cara en la parte sur de la isla.
Parque Nacional de Masoala.
Protege 2300 kilómetros cuadrados de selva y otros 100 de parques marinos. Es el verdadero fin del Mundo y el paraíso al mismo tiempo. Sin embargo no es apto para todo tipo de viajero.
En primer lugar sólo sirve para aquellos que viajen en el invierno europeo, época seca en esta parte de la isla cuya pluviometría se invierte. Durante el verano europeo llueve poco, mucho o muchísimo pero llueve todos los días.
En segundo lugar las comunicaciones son inexistentes teniendo que completar en barca o trekking el camino hacia el interior del parque. Eso sí, probablemente no te encontrarás a nadie y tendrás playas enteras para ti solo. La costa sudoeste, desde Ifaty en el final de la carretera RN7, hasta Morondava, junto a la avenida de los baobabs y puerta de los Tsingy. Los accesos son pésimos pero no verás ni un turista excepto en aislados hoteles como el Ankasy Lodge, el o los más económicos Bungalows Pied Dans Léau y por supuesto al llegar a Morondava. Aquí la Playa de Nosy Kely es la más visitada por su fácil acceso desde el pueblo a pie y cuenta con algunas instalaciones.
Para huir del hombre blanco siempre puedes pagar a un barquero para que te ayude a cruzar el río Morondava y poder bañarte en la playa de Betania, una gran extensión de arena blanca y palmeras donde trabajan los pescadores locales. Para alojarte sin pagar un riñón cerca de la playa siempre está el Hotel Maeva.
Aunque Madagascar es cada vez más visitado está lejos de verse masificado.
Sólo en la avenida de los baobabs y coincidiendo con el atardecer se pueden ver algunos grupos al mismo tiempo. Incluso en el Parque Nacional de Isalo que es el más visitado de la isla cuesta encontrarse con alguien según te vas alejando de la entrada.
7. Probar la deliciosa gastronomia de Madagascar
La gastronomía de Madagascar es más variada de lo que puedes llegar pensar en un país en definitiva con tantas carencias y con pocos ingredientes de base. En cuanto a los precios de los restaurantes suelen ser la mitad o incluso un tercio de los que puedes encontrar en España.
Aquí tienes una lista de los principales platos y bebidas que puedes encontrar en el país y que deberias de probar sin lugar a dudas en tu viaje por Madagascar.
Platos y bebidas típicos de Madagascar:
Lasopy: sopa de verduras.
Pollo (akoho) es el plato básico en la dieta malgache y se sirve normalmente con arroz (vary).
Pescado en salsa de coco. Receta de las zonas costeras que le da un toque picante.
Anguila o Amalona. Junto a los ríos y en los puestos callejeros. Se sirve en guisos con hortalizas.
Mandioca (ravitoto) que se sirve machacada y acompañando a la carne de cebú o de cerdo, por supuesto con arroz y mucho jengibre.
Romazava. Guiso de carne de cebú con arroz, tomate, cebolla, jengibre, y las flores de bredes mafana que añaden un fuerte sabor picante a la receta.
Mosakiky. Pequeños trozos de carne a la brasa que sirven de acompañamiento a los arroces y espagueti que sirven en todo el país.
Salsa Sakay. Es la más utilizada pero pica bastante ya que está hecha con guindillas y ajo.
El Mofo Gasy es el postre típico y se puede encontrar en muchos puestos callejeros y suele comerse como desayuno. Se trata de una pasta de arroz frita. La variedad conocida como Mokary añade leche de coco a la receta y por lo tanto más sabor.
El Koba aunque menos habitual por requerir más elaboración es una delicia. Es un pastel con cacahuetes, pistachos y miel envuelto en hojas de banana
El Ron Arrangé con vainilla y azúcar de caña es lo más consumido junto con la cerveza nacional THB (Three horses beer) Los precios del alcohol son ínfimos comparados con los españoles. Por una botella de 0,65 L. es rato que pague más del equivalente a 1 €.
Viajes en grupo a Madagascar
Si has llegado hasta aquí, entenderás ahora que viajar a Madagascar es toda una experiencia que se graba en tu memoría para toda la vida, si bien por sus características y accesos no es de los paises que sean más faciles para visitar en solitario. Si eres de los que les da un poco de respeto aventurarte a este país por tu cuenta o simplemente prefieres compartir la experiencia con un grupo de reducido de compañeros afines no te olvides de pasarte por nuestra sección de viajes en grupo, donde periodicamente realizamos salidas a Madagascar entre otros muchos destinos.
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